lunes, 6 de agosto de 2012

Mientras duermes (o quién tiene llaves de mi casa)

Una persona incapaz de ser feliz, que disfruta provocando el sufrimiento ajeno. Un sociópata que juega a manipular – hasta un extremo enfermizo- la vida de los demás sin ser visto. Un  hombre aparentemente amable, taciturno quizá, que dispone de información privilegiada - y de ningún escrúpulo – y cuyo único móvil de actuación escapa a la razón, y por tanto a la sospecha. Este hombre tiene una llave de tu casa.

Con este argumento, Jaume Balagueró estrenaba en 2011 Mientras duermes, una película terror psicológico, en la línea del Polanski de Le locataire o Rosemary's Baby. Se trata de una narración sólida, basada en un argumento en el que la angustia crece a la par que la sociopatía del personaje, sin golpes de efecto.


César (Luis Tosar) es el portero de un edificio en Barcelona. Le apasiona su trabajo ya que le permite conocer de primera mano la vida personal, las debilidades y las fortalezas, de cada uno de los vecinos. La felicidad le perturba y la llegada al 5º B de Clara (Marta Etura), una chica alegre y optimista –quizá este optimismo exagerado de Clara es lo más inverosímil de la cinta- le produce una obsesión que le hace traspasar sus propios umbrales de sadismo y estar a punto de ser descubierto.

El espectador ve la película con los pensamientos de Cesar como hilo conductor y a través de sus ojos, recurso que facilita la verosimilitud de la lógica del  pensamiento ilógico de este personaje. La cinta consigue crear una atmósfera de angustia e inquietud en crescendo, gracias a un buen guión y a unas actuaciones estupendas de todos los actores, especialmente de Tosar, que sustenta todo el peso de la película.


En resumen: cine de género del bueno. Una cinta que se hace corta a pesar de la atmósfera pesada que genera a su alrededor un personaje de estas características y una interesante teoría sobre la perversión y su sutileza. La película deja al espectador en un estado de agitación, casi inconsciente al principio, pero  que minutos después le hace mirar debajo de la cama... ¡Qué miedo!


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